Se ha demostrado científicamente que la Terapia Cognitivo Conductual es uno de los tratamientos más eficaces para niños y adolescentes que enfrentan dificultades sociales, emocionales y problemas de conducta. Ayuda a gestionar problemas y reducir las dificultades emocionales al enseñar a los niños a cambiar su forma de pensar y comportarse. GST se basa en la idea de que nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones corporales y acciones están interconectados, y que los pensamientos y sentimientos negativos que experimentamos pueden atraparnos en un círculo vicioso. Su objetivo es ayudar al niño a afrontar sus problemas de una forma más positiva dividiéndolos en partes más pequeñas. Enseña a niños y adolescentes de forma sencilla cómo pueden cambiar estos hábitos negativos para mejorar su forma de sentir. Se centra en problemas actuales y ayuda a los adolescentes a encontrar formas prácticas de desarrollar y utilizar una forma de pensar más útil y funcional para cambiar la forma en que se comportan y sienten. La terapia infantil muchas veces se basa en el juego y en la especial importancia que tiene en la vida del niño, con el objetivo de lograr un buen desarrollo psicoemocional. Los niños no siempre pueden expresar con palabras lo que sienten. El juego aporta la solución, ofreciendo al niño la oportunidad de expresarse, explorar y comprender cuestiones importantes que le preocupan. El niño se encuentra en un ambiente seguro, donde el terapeuta sigue colaborativamente el ritmo, las habilidades y la personalidad especial de cada niño por separado, para poder expresar a nivel simbólico sus inquietudes, miedos y deseos. El uso del juego permite a los expertos comprender mejor a los niños de una manera divertida y creativa para brindarles la mejor salud mental posible. A través de este proceso, el niño se beneficia en muchas áreas. Se aumenta la creatividad, se curan acontecimientos traumáticos, se facilita la expresión de las emociones, se fomenta el desarrollo de la capacidad de toma de decisiones, se introducen nuevas formas de pensar y de comportarse, se desarrollan habilidades sociales, pero también habilidades de resolución de problemas. También facilita la comunicación, así como la exteriorización de los problemas e inquietudes personales del niño.
